Se dice que toda persona tiene derecho a la vida,
Se dice también, que toda persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones.
Sin embargo, ¿desde qué momento somos considerados personas?, ¿desde qué momento tenemos derecho a la vida? ¿Acaso tú puedes decidirlo?...
Un nuevo ser significa para muchas mujeres un regalo, un anhelo, un milagro, un reto...
Lamentablemente para otras, un estorbo, un error, un humillante recuerdo, un problema que tiene solución.
Un nuevo ser, “un concebido”, tiene derecho a la vida, a nacer…
Una mujer deja de ser una mujer al momento de concebir un ser dentro de sí. Esa mujer ya no es libre de decidir si será madre o no. Ya es una madre, aunque no permita que su hijo viva.
Un nuevo ser está en la madre, pero no es la madre.
Muchas veces, ellas sostienen que tienen derecho a controlar su propio cuerpo, mas no cuentan con que, por ejemplo, cuando este ser es abortado o nace, a la madre no le falta nada, sigue como antes, cosa que no sucedería si le quitasen un órgano de su cuerpo.
No son uno solo, son seres diferentes.
Una mujer, una madre, no es nadie para determinar si el ser que lleva dentro debe morir, no hay excusas no hay motivos. Muchas dicen que lo hicieron porque eran jóvenes y solteras, con un futuro en adelante, y que tenían miedo de ser rechazadas por la familia o la sociedad.
Otras, con el pretexto de que tenían demasiados hijos, problemas económicos, o problemas con la pareja. Sin embargo, no hay excusas no hay motivo que valga, debido a que ahora existen instituciones de ayuda para mujeres embarazadas, donde les dan un lugar donde vivir, comida y alojamiento, en caso de que no reciban apoyo de sus padres o de sus parejas.
Por otro lado, se encuentran las mujeres víctimas de alguna violación, las cuales poseen secuelas físicas y psicológicas, que piensan podrán eliminar junto con el nuevo ser. Lo que en realidad solo empeorará su vida.
Asimismo las que padecen de alguna enfermedad incurable o muy dañina, la cual podría afectar el desarrollo de su bebé, y por ello se ven obligadas a decidir entre la vida o la muerte del mismo. Cosa que de todas maneras es incorrecta, pues antes de concebir a esa criatura, debió tener en cuenta las consecuencias que esto le traería.
El aborto no puede ser comparado con una cirugía o una operación cualquiera, ya que este conlleva a la mujer a padecer una serie de problemas ya sean físicos como psicológicos.
Los últimos con más razón, pues la llevará a tener un cargo de conciencia a lo largo de toda su vida. Día a día imaginando a ciegas como hubiera sido su hijo, cómo habría sido sino lo hubiera abortado.
Es lamentable saber que en la actualidad se practican millones de abortos al año en el mundo.
Quizá, muchos miembros del estado con su afán de regular este hecho lo hayan legalizado, no esperando que tan solo se ocasionara su aumento a consecuencia de que por más que sea legal, las mujeres siempre se avergonzarán de que los demás se enteren, y por ello optaran por la clandestinidad.
De esta manera, se originan tantos homicidios, tantos crímenes que simplemente son tomados como una fácil salida, una simple alternativa que al principio parece ser la correcta, la más lógica, pero resulta ser la errónea, la más grave. Quitarle la vida a un ser, sin culpa alguna de las causas que hayan podido tener sus madres.
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