Las calles del distrito verde San Mateíno se tiñeron de morado fe para recibir una vez más al Señor de los Milagros, al ritmo de Huaylas y fuegos artificiales, unidos a un coro de plegarias para un mejor mañana.
Mes de octubre, mes del Cristo morado, deidad que reúne a miles de peruanos, a miles de limeños, y también a miles de San Mateínos a su manera.
Una semana de Octubre en un pueblo no tan lejano de la capital. Una semana de fervor dedicada a aquel señor milagroso, que culminó en una noche con luces de colores.
Al darse por inicio el 17 de Octubre, un Sábado que allí se acompañaba de sol y lluvia por ratos. Se llenaba poco a poco de multitudes que murmuraban con inquietud una suma de eventos nocturnos que la atención llamaban. Mientras desayunaban, panqueques con café, o quizá un rico Caldo de Cabeza y Patasca.
De repente todos se dirigen a la Plaza de Armas, adornada por una arquitectura noble pero atractiva, con una municipalidad, campanas, banquitas de concreto, gigantes arboles a los costados, y todo esto rodeado de casitas de adobe y calamina en las cuales la mayoría alberga un negocio. La banda se acerca, un grupo de hombres uniformados que tocan con pasión. La gente se amontona de a pocos, las autoridades entregan tickets para un sorteo de alpacas. La cumbia suena, las horas pasan, los tragos van, los tragos vienen, se siente la fiesta patronal.
Empiezan a oírse los pirotécnicos, ya es mediodía y los aromas de almuerzo ambientan el entorno.
- Sírvanse por aquí, tenemos Trucha bien frita a 6 solcitos…
- Patasca Patasca… Caldo de Cabeza calientito…Chupe verde…
- Cuy frito…Cuy Chactado a 8 soles…
El mercado de San Mateo es muy recomendado, es el indicado para saciar el paladar a poco precio y de buena calidad. Se encuentra cruzando el Río Rímac, al costado nada más. Cruzando un puente, el puente que nos lleva al sencillo pero rico sabor de la comida San Mateína.
Por otro lado, la plaza yace vacía. La multitud se encuentra a unas cinco cuadras de allí, en la casa de uno de los mayordomos, quien a ofrecido el sustancioso almuerzo.
Las autoridades, los miembros de la banda, entre otros, degustan una esquicita Pachamanca al estilo Huanchuríno.
Atardece, poco a poco las calles se llenan de más y más gente que espera con ansias la llegada de la noche, y gente que se cansó de esperar y comenzó a pasarse de copas.
Las melodías no cesaban, a veces eran cumbias, otras huayno, y otras chicha. La banda se apoderaba del pueblo, las campanas asimismo sonaban en compás, anunciando la misa de las seis. Fieles y devotos se dirigen a la iglesia, al otro lado del Río, al otro lado del puente. Mujeres en hábito y velo blanco, hombres con sus mejores trajes, niños correteando en plena lluvia.
El frío no se siente, el calor del pueblo de San Mateo sí.
La pequeña plaza frente a la iglesia, cruzando el Río, cruzando el puente, se llena.
El cielo ya había oscurecido, se daba a cabo un Bingo organizado por la municipalidad, el cual sorteaba víveres, descuentos en los arbitrios, un moto taxi, y S/. 1000.000.
A los alrededores se encontraban puestos ambulantes de aperitivos y del conocido “Calientito”, un trago hecho a base de cañazo, limón y hierbas…dentro de una botella de Ron Cartavio, que así como su nombre lo describe…te calienta.
- A 5 soles la botella de Calientito…le hará falta para el friecito de más tarde…
- También tenemos cerveza Cristal…pero no está helada…esta al ambiente.
Por otro lado, la juventud también se divertía…
Dado a que en este pueblo escasean las discotecas, el alcalde les había organizado una gran fiesta dentro de un local cerca a la Municipalidad. La entrada estaba dos soles y era en beneficio de una nueva obra en pro del deporte.
Distrito ecológico del Perú, bien merecido reconocimiento ya que no se veían jóvenes con cigarros en mano, y fuera de la fiesta tampoco.
Mezclas modernas de cumbia, chicha, rock y hasta reggaetón, cajas de cerveza en medio y alegría juvenil hasta las once de la noche, pues se buscaba evitar excesos.
Cruzando el Río, cruzando el puente, el Bingo llegaba a su fin, la feliz ganadora del apagón lloró por el milagro que “papalindo” le había concedido. El apagón la iluminó.
La gente no iluminada por el esperado apagón, resignada, se dedicó a beber y beber y beber, y bailar con la banda de fondo hasta morir.
Luego de una hora; sazonadas con el “calientito”, el cañazo y la cerveza; la gente recibió con aplausos y choque de vasos, la aparición de las “vacas locas” con melodía señorial de Huaylas. Y después de eso, muchos más aplausos y choques de vasos pues se anunciaba la quema del castillo.
La banda aún tocando, se dirigió cerca a las puertas de la iglesia, y dio inicio al compás de la tarola, a una hermosa marinera norteña, totalmente inesperada para algunos.
El castillo fue encendido, la multitud se alejaba, sin embargo el Huachurino Máximo Vega León, no dudó en acercarse frente al castillo. Su chispa pudo más que la chipa de los pirotécnicos, sacó su pañuelo y al ritmo del tondero se puso a bailar.
Extraordinariamente, las luces de colores que producía el castillo, iban cambiando al son de la música: amarillas casi doradas moviéndose cuan lluvia de estrellas; rojas y naranjas cuan llamas flameantes de incendio; verde como los cerros después de temporada de lluvias; y blancas casi cristalinas como el agua de sus manantiales.
Máximo seguía bailando, arrodillándose ante la iglesia cada que la música paraba, con su pañuelo bien el alto y el rostro erguido.
A pesar de sus tragos demás, su fervor al Señor de los Milagros no se nublaba.
Ya por terminar, el castillo y los muchos fuegos artificiales que maquillaban el cielo con sus bellos colores en conjunto con la alegría, el fervor y la emoción desequilibrada de los allí presentes, dieron como resultado alcanzar una vez más la unión.
La unión de un pueblo, que mientras se divertía y miraba al colorido cielo, emitía plegarias a ese Cristo moreno muy conocido por su historial y record de milagros en el Perú y el mundo. Y por qué no, también en San Mateo.
Quizá muchos piensan que allí solo se celebra a el santo “San Mateo”, pues no.
En este pueblo santo, la fe no hace falta, más bien tienen de sobra. Alabar a Dios para ellos es más que ir un domingo a misa, es organizar una fiesta para él. Dándole gracias por una buena cosecha, una buena inversión agrícola o el nacimiento de un miembro más de su rebaño.
La verbena llegó a su fin, la multitud se va por rumbos distintos, unos vuelven a sus hogares a descansar, otros se quedan a seguir celebrando; unos se van a dormir en una cama, otros por su estado no llegan a sus casas mucho menos a sus camas y por ello se duermen en las veredas; unos en la plaza de la iglesia, otros en la plaza cruzando el Río, cruzando el puente; unos más avezados al costadito de la carretera, y otros de los que nunca se llega saber su paradero.
- ¡No se olviden eh! Mañana domingo hay misa a las 6am…
San Mateo, un pueblo santo que como todos tiene sus pecados…
San Mateo, un pueblo verde que nunca perderá su color esperanza…
San Mateo, un pueblo verde y santo que un 17 de Octubre tiñó su calles de morado para despedirse fervorosamente de su “papalindo”, de su Cristo moreno, de su Señor de los Milagros.